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Los Chatbots Quieren Planificar Nuestros Futuros Viajes.

¿Deberíamos permitirlo?

El auge de ChatGPT continúa extendiéndose a pesar de haber perdido usuarios por primera vez el pasado mes de junio. Esta popular IA lingüística continúa demostrando una capacidad conversacional extraordinaria, y son múltiples los usos que se le siguen buscando. Miles de personas usan ChatGPT para reemplazar a sus psicólogos, nutricionistas e incluso médicos, y recientemente se le está descubriendo un nuevo uso como agente de viajes.

Por ejemplo, ChatGPT puede emplearse para recomendar posibles destinos turísticos introduciendo nuestras preferencias. Le podemos pedir que nos proponga varios destinos de sol y playa para descansar durante las vacaciones, y nos ofrecerá una lista de lugares que encajan con ese perfil. Luego, se le puede solicitar que se ajuste más a nuestro presupuesto, y nos devolverá una nueva lista con destinos de playa más económicos.

Hasta aquí, todo parece relativamente inocuo. Sin embargo, algunos viajeros están yendo aún más allá y solicitando a ChatGPT que les ayude a planificar sus viajes más en detalle, recomendando hoteles, recomendando rutas, y proponiendo las visitas de interés en cada sitio. Incluso se le pide a ChatGPT que desglose la documentación que necesitaremos para los visados y los permisos que nos harán falta para viajar, algo que, sobra decirlo, no es lo más prudente.

Una cosa es pedirle a ChatGPT que nos recomiende destinos de interés, y otra muy diferente es delegar en esta IA la planificación completa del viaje. Como ocurre en otros sectores, ChatGPT es una IA que puede parecer muy convincente, pero que no es tan confiable como podríamos pensar. Así, las sugerencias de ChatGPT pueden incluir hoteles que no están en nuestro destino, calcular precios de forma errónea, o proponer rutas para las que no tenemos visado.

Los problemas legales se le acumulan a OpenAI

Los problemas de confiabilidad de ChatGPT no se limitan solamente a sus respuestas. OpenAI se ha visto bajo la lupa en numerosos países debido al uso que hace de los datos privados de sus usuarios, por lo que se recomienda el uso de una VPN México para proteger nuestra IP y la información que compartimos con este popular chatbot. Además, debemos recordar que ChatGPT usa todo lo que le decimos para mejorar su red neural.

Asimismo, ChatGPT recibió una demanda recientemente por parte de la escritora Sarah Silverman, quien también denunció a Meta por haber usado sus libros sin su permiso para entrenar modelos de IA. Y a estas denuncias se suman las de Mona Awad y Paul Tremblay, quienes también afirman que sus libros se emplearon sin su permiso para el entrenamiento de esta poderosa IA. Los problemas, entonces, se acumulan para ChatGPT.

Desde su comienzo, ChatGPT se demuestra como una herramienta que se mueve en muchos ámbitos ‘grises’, tanto en lo legal como en lo práctico. El uso que ChatGPT hizo de millones de textos protegidos mediante copyright es más que cuestionable, mientras que el potencial disruptivo de esta tecnología con respecto encierra muchos más peligros.

La confiabilidad de esta IA está muy cuestionada

En cuanto a las respuestas proporcionadas por ChatGPT, siguen estando lejos de la confiabilidad. En muchos casos sí que podemos obtener respuestas acertadas, pero en muchos otros no, y el problema es que ChatGPT no es una persona que pueda hacerse responsable de

sus errores. La confianza ciega en una IA para que nos recomiende dietas, nos sugiera tratamientos psicológicos o planifique nuestros viajes es, sencillamente, muy peligrosa.

Una manera más clara de percibir los riesgos de ChatGPT es imaginar que no somos nosotros quienes le hacemos nuestras consultas, sino que son nuestros hijos. La perspectiva de que los más pequeños de la casa empiecen a compartir sus inquietudes con ChatGPT y a ocultárnoslas a nosotros resulta ciertamente preocupante, porque nosotros sabemos a ciencia cierta que ChatGPT no es capaz de reemplazar nuestro asesoramiento como padres y madres.

Algo similar ocurre cuando usamos ChatGPT para nuestras consultas personales y profesionales. Al delegar en una IA, estamos renunciando a la interacción humana, que no solo es más confiable, sino que nos permite vivir en una sociedad más cohesiva. Cuanto más poder se le dé a una IA como ChatGPT, menos relevancia tendrán las personas en sectores como la medicina, la psicología, la cultura o el turismo, y esto tiene consecuencias devastadoras.

A la hora de viajar, entonces, conviene hacer un uso muy limitado de ChatGPT, y entender que esta IA no está pensada –o eso queremos creer– para reemplazar a los seres humanos. Un puñado de sugerencias iniciales para el viaje puede estar bien, pero, a partir de ahí, debemos hacer uso de nuestra propia inteligencia y sentido común para planificar el resto.

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