En el ámbito de los mayas prehispánicos, el calendario solar, denominado como haab, estaba integrado por 18 meses de 20 días cada uno. La combinación de todos ellos daba como resultado un total de 360 días y el llamado ciclo solar, por tener 365 días, se completaba con un periodo de 5 días denominado como wayeb que comprendía cinco aciagas jornadas.
Tal división temporal en periodos de 20 días, es uno de los rasgos que compartían el área maya y otras zonas precolombinas. Así como sucede en otras culturas, su cotidianidad social estuvo definida por una serie de rituales y festividades. Del mismo modo, cada mes marcaba el derrotero de las labores agrícolas. Cada mes tenía un nombre especial y era representado utilizando un símbolo específico. Además, estaba asociado a una deidad específica que lo protegía.
Los meses y los años para los mayas precolombinos
Los meses de los mayas eran Pop (estera o petate), Wo (rana), Sip (dios del cielo), Sotz (murciélago), Sek (dioses de la tierra y el cielo), Xul (perro), Yaxk’in (sol nuevo), Mol (recoger), Ch’en (cueva), Yax (verde), Sak (blanco), Keh (venado), Mak (cubrir o rodear), K’ank’in (sol amarillo), Muwan (ave moan), Pax (dios felino), K’ayab (diosa de la luna), Kumk’u (elemento patrono cocodrilo) y Wayeb, el mencionado periodo de cinco días, complementario al ciclo solar. En este lapso los antiguos mayas dejaban de limpiarse, de ingerir alimento y las parejas, de tener intimidad.
En el mes Pop, cuyo patrono era el dios jaguar, se festejaba el año nuevo y se llevaba a cabo una limpieza y renovación de muebles y objetos varios; el mes Wo, por su parte, también tiene como protectora a una deidad felina, pero en este caso del Inframundo. Además, en este mes se realizaban importantes festividades dedicadas a K’inich Ajaw Itzamnaaj; en el mes Sip, se realizaban festejos en honor de los pescadores y cazadores; en el mes Sotz, curiosamente, tenía como patrono a un pez denominado como xoc.
Otras fascinantes referencias de los meses del calendario maya, son las siguientes: en el mes sek se presentaba la fiesta de los apicultores, y en el mes Xul la fiesta de Kukulcán, la versión maya del Quetzalcóatl nahua. Por lo que se refiere al mes Mol, en este periodo se realizaba la celebración de todos los dioses, en el marco de la cual se fabricaban numerosas imágenes de madera; y el mes Ch’en, era el más propicio para la fabricación de estatuas de las diferentes deidades mayas.
Detalles acerca del calendario maya
El calendario maya es una de las más fascinantes y complejas formas de medir el tiempo creadas por una civilización antigua. Este calendario, utilizado por los mayas en Mesoamérica, no solo se basaba en ciclos de tiempo lineales, sino que también estaba profundamente arraigado en sus creencias religiosas y cosmológicas. Central en su sistema de tiempo estaban los meses, que no se correspondían exactamente con los meses del calendario gregoriano, sino que formaban parte de un intrincado sistema de interacción entre varios calendarios.
Los mayas tenían dos calendarios principales: el Tzolk’in y el Haab’. El Tzolk’in era un calendario sagrado de 260 días compuesto por 20 semanas de 13 días cada una. Cada día se representaba con una combinación única de un número de 1 a 13 y uno de los 20 nombres de días, como Imix, Ik, Akbal, etc. Estos nombres de días tenían significados simbólicos y estaban asociados con diferentes deidades y fuerzas cósmicas. El Tzolk’in se utilizaba para ceremonias religiosas, adivinación y otros propósitos rituales.
Conociendo a fondo el calendario maya
El Haab’, por otro lado, era un calendario solar de 365 días dividido en 18 meses de 20 días cada uno, más un mes adicional llamado Wayeb’ de solo 5 días. Estos 18 meses, llamados uinales, tenían nombres como Pop, Wo, Sip, etc., y cada uno estaba asociado con un patrón de 13 días del Tzolk’in, lo que significaba que los dos calendarios se sincronizaban solo cada 52 años.
Estos meses se entrelazaban con el Tzolk’in y el Haab’ de maneras complejas y significativas. Por ejemplo, cada día del Haab’ tenía un número de 1 a 20 seguido de un nombre de mes, y este ciclo de 20 días se repetía. Además, al final de cada uinal, se agregaba un día llamado Wayeb’ que se consideraba de mala suerte y se asociaba con la inestabilidad y el caos. Este era un período de precaución y observancia religiosa para los mayas.
La combinación del Tzolk’in y el Haab’ daba lugar a un ciclo de 52 años conocido como Rueda Calendaria. Después de este período, los nombres de los días y los meses volvían a alinearse, lo que tenía importantes implicaciones para la sociedad maya, ya que se creía que cada ciclo de 52 años marcaba un nuevo inicio y era un momento propicio para realizar ceremonias de renovación y reafirmación del orden cósmico.
La medida del tiempo para los mayas prehispánicos
Así pues, los meses del calendario maya no solo servían como formas de medir el tiempo, sino que también estaban imbuidos de significados religiosos y cosmogónicos, reflejando la complejidad y la profundidad del pensamiento maya sobre el tiempo y el universo.
La interacción entre el Tzolk’in y el Haab’ marcaba rituales, cosechas y eventos astronómicos. Cada mes y día tenía significados cosmológicos y sociales. La sincronización de ambos calendarios cada 52 años era crucial para los mayas, señalando un período de renovación y estabilidad. Los nombres de los meses, como Pop y Yaxk’in, reflejaban la conexión con la naturaleza y las deidades. El Wayeb’, con sus 5 días de precaución, simbolizaba el caos y la necesidad de balance. Esta compleja estructura temporal revela la profunda comprensión maya del universo y su relación con el tiempo.