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Pueblos Y Paisajes Naturales De La Sierra Madre Oriental De Puebla

La Sierra Madre Oriental poblana es una región que alberga una rica biodiversidad, una profunda historia y una belleza natural incomparable. Un recorrido por esta sierra, motivado por el llamado de las raíces familiares y la historia de México, revela pueblos encantadores y paisajes naturales que dejan sin aliento.

Recorrer la Sierra Madre Oriental poblana es una experiencia que combina historia, cultura y naturaleza en una sinfonía perfecta. Desde los paisajes naturales de Chignahuapan y sus aguas termales, hasta el misterioso Valle de las Piedras Encimadas y la majestuosa Barranca de los Jilgueros, cada lugar ofrece una oportunidad única para conectar con la naturaleza y la historia de México. Estos Pueblos Mágicos, con sus encantos y peculiaridades, invitan a los visitantes a descubrir las maravillas de la Sierra Madre Oriental y a llevarse consigo recuerdos inolvidables.

Chignahuapan: Entre las Nueve Aguas

Chignahuapan, cuyo nombre significa “entre las nueve aguas”, es un lugar fascinante. Este Pueblo Mágico es, después de Cuetzalan, uno de los más hermosos de la región. Ubicado a la entrada de las imponentes barrancas de la Sierra Madre Oriental, Chignahuapan se encuentra rodeado de vastos e impresionantes paisajes naturales.

Uno de los principales atractivos de Chignahuapan son sus nueve pozas de aguas termales, con una temperatura de 50 grados centígrados. Estas aguas sulfurosas son conocidas por sus propiedades curativas y relajantes. Otro lugar destacado es el Salto de Quetzalapa, una cascada de 100 metros de altura cuyas aguas también son sulfurosas. La cascada se puede apreciar desde una perspectiva de abajo hacia arriba en el parque ecoturístico de Tulimán.

Un sitio de notable interés es el misterioso Valle de las Piedras Encimadas. Este valle está formado por impresionantes formaciones rocosas que parecen desafiar la gravedad, creando paisajes que evocan cuentos de hadas. Estas rocas monumentales, dispuestas en caprichosos montones, son el resultado de la actividad volcánica y de procesos geológicos que tuvieron lugar hace millones de años.

La Ciudad de las Esferas Navideñas

Al ingresar a Chignahuapan, el visitante es recibido por una escultura de una esfera de Navidad de metro y medio de diámetro. Este símbolo se debe a que Chignahuapan es el primer productor nacional de esferas navideñas desde hace medio siglo. Las calles del pueblo están llenas de talleres donde se pueden observar a los artesanos trabajando con destreza y dedicación en la creación de estas esferas que decoran hogares en todo México durante la temporada navideña.

La Plaza Central y Sus Encantos

La plaza central de Chignahuapan es particularmente encantadora. Sus arcos en los portales y el pequeño kiosco multicolor de estilo mudéjar con motivos indígenas capturan la atención de todos los visitantes. Este kiosco armoniza con la curiosa parroquia de Santiago el Apóstol, ambos elementos son verdaderamente extraordinarios y dignos de ser conocidos.

Escondida en una jardinera de la plaza, se encuentra una estatua de Gaspar Enaine “Capulina”, un hijo pródigo de la ciudad inmortalizado en bronce con una de sus típicas risotadas. Este detalle añade un toque de nostalgia y humor al ambiente del lugar.

La Iglesia del Honguito

Otra singularidad de Chignahuapan es la iglesia del Honguito. En su interior se encuentra un hongo petrificado diminuto que tiene impresa la imagen de Cristo crucificado, visible a través de una lupa. Esta peculiaridad atrae a visitantes que buscan experimentar un momento de asombro y reflexión.

La Basílica de la Inmaculada Concepción

La Basílica de la Inmaculada Concepción alberga una de las efigies más impresionantes del pueblo: una escultura de la Virgen María de 14 metros de altura, esculpida en madera por el artista poblano José Luis Silva. Esta majestuosa figura es un símbolo de fe y devoción que inspira a todos los que la contemplan.

El Valle de las Piedras Encimadas

El Valle de las Piedras Encimadas es uno de los tesoros naturales de esta región. Este fenómeno geológico ha sido mitificado por los habitantes locales, quienes cuentan leyendas de gigantes que colocaron estas rocas en montones insólitos. Sin embargo, la realidad es que el valle se formó hace 60 millones de años debido a la actividad volcánica y a la acción de agentes atmosféricos como la lluvia, el viento, el hielo y la humedad.

Recorrer el Valle de las Piedras Encimadas es como viajar en el tiempo, transportándose a un momento muy antiguo de la Tierra, unos 50 millones de años antes de la aparición del hombre. La sensación de estar en un lugar tan antiguo y lleno de historia natural es verdaderamente impresionante.

La Barranca de los Jilgueros

El segundo regalo natural de esta región es la Barranca de los Jilgueros, ubicada a escasos cuatro kilómetros de Zacatlán de las Manzanas. Este mirador natural ofrece una vista impresionante del “mar de niebla”, un fenómeno en el que la neblina cubre el bosque de coníferas que se extiende al fondo de la cañada. Desde las alturas, se puede apreciar cómo la neblina choca con las paredes que comienzan a dar forma a la Sierra Madre Oriental en el horizonte.

Zacatlán de las Manzanas

Zacatlán de las Manzanas, conocido por sus manzanas y sidras, complementa perfectamente la experiencia de visitar la Sierra Madre Oriental poblana. Este Pueblo Mágico ofrece un ambiente acogedor y pintoresco, con calles empedradas, casas de colores vivos y una plaza central llena de vida. Además de sus famosas manzanas, Zacatlán es conocido por el Reloj Floral, un enorme reloj hecho de flores que es un símbolo del pueblo.

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