Es claro que aún siendo los viajeros transmisores indirectos del virus Sars CoV 2 por todo el mundo, por la dinámica del turismo que teníamos hasta antes de la crisis sanitaria, una cuestión permanece en el aire. ¿Podría el medio turístico haber anticipado esta grave eventualidad sanitaria? ¿Podría haber impedido la catástrofe del Covid 19?
Quizás no, como tampoco la ciencia pudo hacerlo. Paradójicamente, el sector económico más afectado por la contingencia sanitaria ha sido justamente el turismo.
¿Podría ser esta debacle inmensa ser el punto de inflexión para una oportunidad de mejora en el sector? Esa también es una cuestión clave que conviene analizar.
No cabe duda de que el turismo del porvenir cercano traerá consigo cambios notables en las preferencias turísticas del público.
Hasta que no se cuente con una vacuna contra el Covid 19 o con un eficiente tratamiento para curar este mal, las personas evitarán las travesías largas y optarán por viajes cortos dentro de sus propios países.
Los viajes de negocios seguramente disminuirán, al haberse probado la eficacia de
las conferencias online y el teletrabajo. Los hoteles y restaurantes deberán implementar medidas de distanciamiento social para su operación, para la protección sanitaria de sus clientes, hasta que la amenaza del Covid 19 desaparezca por completo.
El turismo para grupos familiares y las excursiones a destinos rurales, ciudades provinciales tranquilas y sin aglomeraciones serán las más solicitadas.
Las terminales áreas y aerolíneas deberán implementar controles sanitarios más severos y permanentes para avanzar en su lenta y difícil recuperación.
Este es el tamaño del desafío para el medio turístico y la oportunidad de mejora para las naciones que sean capaces de adaptarse más a este inédito futuro para el sector.