El sitio arqueológico de Paquimé causa admiración por su antigüedad y su exotismo. Nos deja conocer una faceta del México Antiguo, un tanto menos famosa que las que nos ofrecen otras culturas prehispánicas. El sitio arqueológico más importante del norte de México, se localiza en Chihuahua y es una excelente alternativa de viaje, puesto que allí la cultura y el entretenimiento se combinan de una manera única y recomendable. Estamos hablando de Paquimé, un lugar de enorme valor histórico y turístico.
A 350 km. al noroeste de la capital de Chihuahua, a tres horas de Ciudad Juárez y a unos pasos del poblado de Casas Grandes, se encuentran las ruinas de Paquimé, una de las ciudades más misteriosas del mundo prehispánico, que alcanzó su apogeo en los siglo XIV y XV.
Definitivamente se justifica la inclusión de este yacimiento arqueológico por parte de la UNESCO, en su registro de Patrimonio de la Humanidad.
Paquimé es de las pocas zonas arqueológicas situadas en pleno desierto, su desarrollo comenzó alrededor del año 700 hasta convertirse en un importante foco cultural. Sus características arquitectónicas poco tienen que ver con las pirámides del centro de México, ya que el sitio consta de casas semisubterráneas construidas a base de adobe ubicadas a la orilla de los ríos Piedras Verdes, San Pedro y San Miguel, ríos que al unirse forman el río Casas Grandes.
Paquimé expone valiosa información acerca de ciertas culturas que surgieron en el territorio mexicano de hace siglos y que consiguieron un notable grado de desarrollo. En los párrafos siguientes mencionaremos más acerca del sitio arqueológico de Paquimé, en México, y su inclusión en la lista de patrimonio protegido de la UNESCO.
Alrededor del año 1340, la ciudad fue quemada y semidestruida, para posteriormente ser ocupada nuevamente por grupos que un inferior nivel cultural.
Fue en el año de 1566 que un pequeño ejército español al mando Francisco de Ibarra llegó a la zona, habitada en ese entonces por los indígenas jumas. Cuando los invasores preguntaron a los nativos por el nombre del lugar, éstos respondieron “Paquimé” , cuyo significado es “lugar de las casas grandes”, debido a ello el con conquistador dio el nombre de Casas Grandes al poblado que ahí se asentaría.
Paquimé representa el desarrollo más significativo de la zona mexicana conocida como Oasisamérica. Esta antigua ciudad se perfiló en su momento como un centro regional de notables dimensiones, que llegó a tener control sobre un vasto territorio. En este último se ubicaban asentamientos como Cueva de la Olla y Cuarenta Casas.
La extensión total de las ruinas abarcan casi 70 hectáreas, de las cuales sólo una fracción esta cercada y una menor excavada; las mayoría de las construcciones están hechas a base de adobe y alcanzan hasta 7 pisos, cabe resaltar que existen construcciones muy sofisticadas que cuentan con alcobas y escaleras interiores. Se presume que en cierto momento las casas estuvieron pintadas con cal.
También denominada como Casas Grandes, la ciudad prehispánica de Paquimé tuvo una especial importancia en cierta red de comercio del México Antiguo, que no solo abarcaba regiones cercanas, sino que también llegaba hasta Mesoamérica.
En los años 70 se revalorizó el arte cerámico de las antiguas culturas asentadas en Paquimé para iniciar un movimiento artístico enfocado a la creación de exquisitas ollas de barro cuidadosamente delineadas. En pocos años la cerámica de Mata Ortiz (nombre de un pueblito cercano a Paquimé), alcanzó gran fama, siendo en la actualidad uno de los trabajos artesanales mejor cotizados en México y a nivel internacional.
Paquimé también es interesante por su curiosa arquitectura de adobe. Llegó a tener una considerable población y fue proyectada de manera muy cuidadosa, tal y como lo deja ver la ubicación de sus edificios.
El sitio arqueológico de Paquimé causa admiración por su antigüedad y su exotismo. Nos deja conocer una faceta del México Antiguo, un tanto menos famosa que las que nos ofrecen otras culturas prehispánicas.
Definitivamente se justifica la inclusión de este yacimiento arqueológico por parte de la UNESCO, en su registro de Patrimonio de la Humanidad. Paquimé expone valiosa información acerca de ciertas culturas que surgieron en el territorio mexicano de hace siglos y que consiguieron un notable grado de desarrollo.
En los párrafos siguientes mencionaremos más acerca del sitio arqueológico de Paquimé, en México, y su inclusión en la lista de patrimonio protegido de la UNESCO.
En su momento de mayor desarrollo contaba como 2 mil recintos, para vivienda, almacenamiento de víveres y talleres artesanales, distribuidos en conjuntos de diferentes dimensiones.
Pero Paquimé también tenía templos, juegos de pelota, un completo sistema para distribuir agua y bodegas para el almacenamiento de guacamayas, pavos, agave y diferentes objetos de cobre y concha. El apogeo de Paquimé se dio entre los años 1205 y 1261 d.C., cuando se edificaron montículos para fines ceremoniales y recintos de varios niveles.
En este tiempo, el vínculo con Mesoamérica se hace más patente: se practica mucho el juego de pelota y se venera a algunas deidades del ámbito mesoamericano como Quetzalcóatl.
Luego, de 1261 a 1340 d.C. Casas Grandes decayó notablemente, probablemente por conflictos interiores o por haberse enfrascado en disputas con otras comunidades.
De cualquier manera un pequeño grupo de indígenas siguió habitando el lugar hasta que, aproximadamente en 1340 d.C., Paquimé fue incendiada y saqueada totalmente.
El sitio arqueológico de Paquimé, en el actual estado de Chihuahua, fue declarado como Patrimonio de la Humanidad el 2 de diciembre de 1998.
El sitio arqueológico de Paquimé cuenta con un excelente Museo de Sitio, con una estupenda maqueta que nos muestra cómo debió haberse visto la ciudad en sus mejores momentos. Por otra parte, en el cercano pueblo de Casas Grandes se pueden adquirir atractivas artesanías, con el estilo de las halladas en Paquimé.
La zona donde se localiza este sitio arqueológico es muy calurosa, y por ello, para visitarla, conviene llevar ropa y calzado ligero. Para divertirse y descansar del recorrido que implica conocer este yacimiento, posteriormente, se aconseja nadar en las aguas termales del cercano balneario de Huápoca. Por ello, no hay que olvidar el traje de baño, como parte de nuestra indumentaria.